
Fernando, uno de mis mejores alumnos y al que tengo muchísimo cariño, cuenta con mucha gracia la anécdota de cuando se subió una vez al estrado para explicar las bondades de su empresa: «¿Usted viene a contar algo o trae un powerpoint?», le dijeron. Y es que muchas veces estamos tan obsesionados con las malditas…
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